jueves, 6 de febrero de 2020

El discurso de odio y la mentira de los 30000 desaparecidos

Otro ataque explícito a la libertad de expresión

Durante el día jueves 6 de febrero, el Diario Clarín informó que el Presidente de la Nación, Alberto Fernández evalúa mandar una ley al Congreso de la Nación para penalizar a quienes nieguen o relativicen los crímenes cometidos durante la última dictadura militar e instruyó en tal sentido a la Ministra de Justicia, Marcela Losardo.
En la noticia se informa que el Presidente se reunió con organizaciones de derechos humanos en París. Entre ellos, María Laura Stirnemann, de la asociación H.I.J.O.S en Francia,

Los socialismos actuales, tales como el PSOE español como el Partido Justicialista, tienen ideas que cercenan el pasado cercano. En el año 2007, el Parlamento Español, de mayoría socialista entonces,  la conocida como "Ley de Memoria Histórica" que tiene por objeto "reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura, promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal y familiar, y adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre los ciudadanos, todo ello con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales"

Existen normas análogas en diversos países de Europa, como Francia, Alemania, Suiza, Austria, Bélgica, España, República Checa, Israel, Liechtenstein y Letonia. Estas leyes prevén penar las expresiones negacionistas en todo ámbito que no sea privado e impide cuestionar el número de víctimas del Holocausto; en cualquier plataforma pública, penalizando también otros delitos de odio.

Curiosa es la historia de cómo nacieron los delitos de odio. Fue la Unión Soviética y sus aliados quienes defendieron en su apogeo la introducción de prohibiciones de la incitación al odio en el derecho internacional. Claramente se ve la intención de limitar la libertad de expresión en aquellos países de corte totalitario.

Al momento de la discusión de los derechos a incluirse en la Declaración de los Derechos Humanos y el Hombre, la aprobación del artículo 20, que prohibía los discursos de odio, fue sumamente controvertida y estuvo precedida de prolongadas y acaloradas negociaciones. Los defensores de esta norma justificaban la necesidad del artículo 20 con la reciente memoria de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Los opositores señalaron la inadecuación de esa prohibición en una convención de derechos humanos, la arbitrariedad de los términos "odio" y "hostilidad", y el riesgo de socavar la libertad de expresión. Eleanor Roosevelt encontró que el lenguaje era "extremadamente peligroso" y advirtió contra las disposiciones que podrían ser explotadas por los Estados totalitarios con el propósito de hacer que los otros artículos fueran nulos, temiendo también "que la disposición alentara a los gobiernos a castigar todas las críticas so pretexto de protegerse contra la hostilidad religiosa o nacional". Toda una vidente Eleanor Roosevelt.

En Argentina, la discusión alrededor del número de desaparecidos generó polémicas y fuertes cruces políticos en distintas épocas. La cifra es absolutamente falaz y distorsiona la verdadera realidad de los hechos. La CONADEP, en el informe Nunca Más, publica que al cierre del informe son 8.961 los desaparecidos. Cabe destacar que el PJ no quiso participar de la CONADEP.

Cabe recordar que en 2016 se desató una verdadera caza de brujas contra el entonces Ministro de Cultura porteño, Darío Loperfido, por insistir en que en la Argentina no hubo 30 mil desaparecidos. Finalmente, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta lo terminó echando.

Demás está decir que Darío Lopérfido tiene razón. Aquí podemos ver cómo Luis Labraña, ex montonero, cuenta cómo se arribó a la cifra de 30.000 desaparecidos


Aquí Victoria Villarruel, Presidente de la Asoc. Civil CELTYV, relata y da acabada cuenta de lo que fue el terrorismo en aquellos terribles años, cuando estalló, en promedio, 1 bomba por día durante cada año de la década de los 70.


Quiero dejar bien en claro. No avalo, ni avalaré ningún tipo de accionar terrorista. Los que reivindican el accionar guerrillero son los que en el acto por el Día de la Memoria del año 2017, enaltecieron a las organizaciones guerrilleras que tuvieron su actuación delictiva durante la década del 70 del siglo pasado.

Este tipo de normas lo único que buscan es cercenar la libertad de expresión del ciudadano de a pie, que cuando se atreva a disentir sobre hechos ocurridos hace más de 35 años, pueda ser procesado y encarcelado como en las peores dictaduras de sistemas totalitarios.

Que vaya sabiendo el Señor Presidente de la Nación: los vamos a estar esperando en Tribunales y hasta los internacionales no vamos a parar. No vamos a permitir que quieran imponer un lectura sesgada y partidaria de nuestra historia común mediante la violencia gubernamental.Que se nos quiera imponer su mentira como si fuese la verdad absoluta y que no podamos contradecirlos sin sufrir represalias por parte del Estado, es una muestra más del fascismo inherente del peronismo.

Señoras y señores, NO FUERON 30.000 Y NO NOS VAN A CALLAR

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